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baigorri

COSAS MIAS

Con dolor de corazón...

...emigro a Blogger. Esto se cuelga demasiado.

Dos meses in albis...

...es mucho para mi blog, a pesar incluso de lo perezoso que me he vuelto. Han pasado cosas que bien podrían ser comentadas al viento (osea, para nadie)... Lo haré inmediatamente, pero por ahora avanzo solamente mi último descubrimiento introspectivo: soy una nación de naciones.

PETICIÓN URBI ET ORBE

PETICIÓN URBI ET ORBE Llevo ni se sabe el tiempo intentando hacerme con la película MAGNOLIA, una de las más impresionantes producciones americanas de los últimos años, aunque por alguna oculta razón ha resultado maldita en cuanto a distribución en VHS o DVD (¿quizás por lo estupendamente que retrata algunos procesos sociales?). Algún día será una película de culto, pero hoy es simplemente una putada porque no hay manera de encontrarla. Si alguien me la puede hacer llegar, o una copia, o dónde comprarla en español, o lo que sea..., se lo agradeceré eternamente (y se lo pagaré, of course).

A veces el stablishment te da alguna alegría: Mario Gaviria, premio nacional de Medio Ambiente

Hace un mes, no recuerdo con qué objeto, andaba yo navegando perezosamente por la web del Ministerio de Medio Ambiente, y me topé con la convocatoria de los premios nacionales de Medio Ambiente, que ni recordaba que existieran.

Sobre la marcha se me ocurrió la idea de presentar a Mario Gaviria, pero veía el asunto complicado, porque el premio se presenta tan superespecializado como la Sociedad de las Chimeneas, y como muy a-medida-de.

Y es que en la convocatoria había un premio para los economistas (muy gracioso, pues como colectivo profesional son los principales causantes del desastre ecológico del siglo XX), que supongo ya habrán recibido Naredo, Martinez Alier, Aguilera, y tal...; otro para los conservacionistas (osea, para los herederos de Rodriguez de la Fuente y demás vendedores de coleccionables, que tanto hicieron por los lobos y tan poco por los seres humanos amenazados por Franco y por las centrales nucleares), que seguro ya habrán recibido Joaquín Araújo y Delibes junior; y otro para el periodismo ambiental (ese me gusta especialmente, porque el papel de los periodistas es mucho más importante que el de los naturalistas y que, por supuesto, el de los economistas). Pero, ¿dónde coño cabía Gaviria, el auténtico padre del ecologismo radical español? ¿Dónde cabría un Pedro Costa Morata, un Juan Serna,... o un yo mismo, qué narices?.

No entendía yo que la cosa estuviese tan pre-definida, pero no me quería quedar con las ganas, así que envié mi propuesta con esta memoria justificativa:

MEMORIA

La orden reguladora de los Premio Nacionales de Medio Ambiente establece que pretenden otorgar reconocimiento público a aquellas personas que, “por sus aportaciones creadoras, científicas o de difusión y defensa de los valores ambientales, promueven actividades ambientalmente positivas”.

Sin duda, para el caso del candidato que -sin su conocimiento previo, y desconociendo si su posterior aprobación-, se propone, un epígrafe igual de apropiado sería el de Premio Lucas Mallada, por cuanto este eminente regeneracionista (pero sobre todo geólogo) planteó una visión transdisciplinaria de la relación entre medio ambiente y sociedad que iba mucho más allá de lo estrictamente económico (no olvidemos los capítulos de su famoso libro dedicados a temáticas tan fundamentales, y fundadas en nuestro país, como “la desidia de la Administración Pública”, o “los defectos del carácter nacional”); actitud que compartirán otras personalidades que, como él, apuntaron en la misma dirección, y de todos los cuales el más eximio representante es sin duda Joaquín Costa. Y que no hacían sino realizar la expresión nacional de un fenómeno tan global como lo es ahora la cuestión ambiental, y que con particularidades culturales e ideológicas expresaban un Georges P Marsh en los Estados Unidos, un Patrick Geddes en el ámbito del Imperio británico, un Pietr Kropotkin en Rusia, o un Elisée Reclus en Francia. Fenómeno que quedaría ahogado en un siglo que emergía marcado por el mecanicismo, la super-especialización y la organización burocrática del pensamiento y el conocimiento.

Pero casi un siglo más tarde aquel hilo perdido de Ariadna (transmutada para algunos en Gaia) se retoma aquí y allá. Y como entonces hay expresiones locales, regionales, nacionales, bien diferenciadas, pero vuelve a plantearse el denominador común de la transdisciplinariedad, que Henri Lefebvre será el primero el señalar como camino virtual –es decir, posible. Y es en este punto, en ese momento histórico y en ese proceso de recuperación del hilo perdido de la Ariadna que ayuda a Teseo a escapar del laberinto del productivismo, el economicismo y el excepcionalismo humano, en el que la figura del candidato adquiere su auténtica dimensión como uno de los principales introductores en España no sólo de conceptos, sino también de actitudes, y valores, que a la larga han resultado fundamentales para la protección ambiental. Su revisión, desde presupuestos ecológicos, de la Ordenación del Territorio, y más específicamente tanto del Urbanismo como de la Ordenación Rural, no sólo introdujeron nuevas –y antiguas- ideas, sino que sobre todo animaron a muchos especialistas de la arquitectura, el urbanismo, la ordenación rural, la sociología, la ingeniería hidráulica y de caminos, la gestión de la energía,... y por supuesto la economía, a reorientar su trabajo en una dirección nueva.

Pero sobre todo, en síntesis, podríamos decir que, como entonces los regeneracionistas, el candidato que se propone ha desarrollado una ingente actividad creativa, científica y de difusión de los valores ecológicos, promoviendo justamente el que desde diversas disciplinas de las Ciencias Sociales se prestase, en España, una atención a los problemas ambientales. Una labor que, como en el caso de los regeneracionistas españoles, puede considerarse transdisciplinaria.

Es decir, el proponente considera que el candidato debería recibir un Premio Lucas Mallada de Ciencias Sociales y Medio Ambiente, pero la modalidad específica muy claramente que el premio en recuerdo de Lucas Mallada se limita, se especializa, a los méritos en cuanto “al estudio y caracterización de los vínculos que unen a la Economía con el medio ambiente en España”. Lo que parece indicar implícitamente su limitación a la especialización en la Economía (lo cual, en términos ecológicos, o incluso medioambientales, no deja de ser una divertida paradoja).

Sin embargo, la modalidad “Conservación de la Naturaleza” pretende reconocer la “labor creadora, de investigación o de difusión (que) haya representado una contribución importante para la conservación de la fauna o flora de España”.

Teniendo presentes dichas consideraciones, los méritos del candidato D. Mario Gaviria Labarta se ponen fácilmente de manifiesto. Siendo, por lo demás, suficientemente conocidas por todas aquellas personalidades que han tenido o tienen alguna relación de importancia con el Medio Ambiente, y específicamente la conservación de la naturaleza, en España. No obstante lo cual podríamos establecer una lista de puntos concretos que permitan juzgar, a quienes desconozcan la historia de la protección ambiental, y del ecologismo en este país, la importancia de la contribución de D. Mario Gaviria Labarta a la conservación de la fauna o flora. En tanto que la lista podría ser demasiado extensa, y la orden reguladora establece taxativamente que debe tratarse de una “breve memoria explicativa”, me limitaré a exponer seis desempeños concretos (podríamos poner, en lugar de seis, sesenta) de su labor:

1. Desempeño, entre 1968 y primeros años de los ’80, de una intensa y desinteresada labor de difusión de la conciencia ecológica, mediante escritos, investigaciones, conferencias, debates e intervenciones en los medios de comunicación, durante una buena parte de ese periodo bajo el riesgo de sufrir los efectos de la represión política por parte de la dictadura franquista. Sin negar la importancia que otras personalidades del mundo de las Ciencias Sociales, como de las Ciencias de la Naturaleza, la Ingeniería o la Arquitectura, tuvieron en la década de los ’70

Hoy, casi cuarenta años después de que, en 1968 y en el prólogo a la edición española de “El derecho a la ciudad” de Lefebvre, Gaviria escribiese que "el derecho a la vivienda, el derecho a la naturaleza, el derecho a la vida urbana para todos, acabarán siendo inscritos en los Derechos Humanos", eso parece un lugar común, casi una obviedad. Pero sin el concierto y compromiso de algunas personas, y entre ellas muy significadamente de Mario Gaviria Labarta, ese lugar común, esa obviedad, no lo serían en España.

2. Articulación de la oposición, entre 1977 y 1980, la construcción de una fábrica papelera, y de una central nuclear, en Tudela (Navarra), presentando argumentos económicos, sociales, y sobre todo ecológicos que llevaron a numerosos grupos sociales a asumir dicha reivindicación y, finalmente, impedir dicha construcción, contribuyendo así a la conservación de la vegetación de ribera del río Ebro.

3. Articulación, entre 1975 y 1878, del proceso de investigación y difusión de criterios, en colaboración con otros científicos sociales y técnicos, en base a los cuales pudo evitarse la construcción de varias centrales nucleares en las comarcas aragonesas de el Bajo Aragón.

4. Articulación del proceso de investigación y difusión de criterios, en colaboración con otros científicos sociales como José Manuel Naredo, y otros activistas ambientales, como Juan Serna, para la oposición a la construcción de una central nuclear en Valdecaballeros (Badajoz), contribuyendo de una manera importante a crear el estado de opinión en base al cual pudo quedar, años después, definitivamente abandonada, la construcción de dicha central. Contribuyendo así a la conservación de la fauna de las Vegas del Guadiana, y muy especialmente de la especie humana. Y no sólo a ello, sino incluso a la conformación de una identidad regional en Extremadura, con los libros “Extremadura Saqueada” (1978) y “El modelo extremeño” (1980), dentro de la que el medio ambiente constituye un factor de identidad fundamental.

5. Contribución a la difusión, y sobre todo a la concienciación local y regional, sobre la problemática de la gestión del agua en las Tablas de Daimiel, con el libro escrito junto con Juan Serna, “La quimera del agua” (1995). Pero muchos años atrás, en los años ’70, sus trabajos de análisis y diagnóstico fueron ya fundamentales para la construcción de una estrategia no basada en sentimientos primarios, sino en razones técnicas y socio-económicas, de oposición a los trasvases intercuencas, y muy especialmente al trasvase del Ebro a las cuencas mediterráneas. Su labor en la promoción de la conservación de los espacios vinculados al agua, y en las propuestas de gestión ecológica y racional del agua en la cuencua del Ebro se han sucedido, por lo demás, en los últimos años.

6. Su tarea formadora de técnicos relacionados con el urbanismo y la ordenación territorial preocupados la cuestión ambiental, mediante su participación en cursos de postgrado, seminarios y conferencias dirigidos a arquitectos e ingenieros de caminos, en los años ’70, es asimismo inseparable de las nuevas actitudes que hoy podemos observar en muchos de esos técnicos a la hora de conformar el planeamiento urbano y territorial.

Por más que los avatares personales, y las señas de identidad de la sociedad española (que cambia de sistema político, de caballos de tiro, de ideas y de actitudes, y por tanto de predicadores, con la misma facilidad con que se cambia una chaqueta o se expulsa a un participante en Gran Hermano) hayan alejado parcialmente a Mario Gaviria de “la cuestión ambiental”, absolutamente nadie podrá cuestionar que, a tenor de lo dictado por la orden reguladora, su labor creadora, de investigación y de difusión contribuyeron profundamente, a lo largo de casi dos décadas, a la protección de la flora y la fauna de este país.

El reconocimiento de dicha labor no es discutible; es, simplemente, una deuda pendiente por parte de quienes se reclaman ecologistas, ambientalistas, conservacionistas o sostenibles. Con más razón aún por parte de un Ministerio de Medio Ambiente que, sin la previa actividad de personalidades como Mario Gaviria, nunca hubiese llegado a existir en España. Y que, sin duda alguna, se vería prestigiado por la concesión de dicho premio.

En Badajoz, a 6 de mayo de 2005

El proponente: Artemio Baigorri Agoiz

¡Y va, y se lo dan!

http://www.mma.es/info_ciud/camp/prem_mma/index.htm#premios

Alucino: mi "Introducción a la Sociología de la Empresa", libro de texto en una universidad de Canadá?

Qué cosas... Resulta que entre 1995 y 1996 preparé un manualillo de Sociología de la Empresa para mis alumnos de la Licenciatura en Administración de Empresas, porque ninguno de los manuales existentes, aún con los muchos aciertos que tenían, me convencía por completo (manías). Apenas unos apuntes, que para mis clases fui complementando con un centenar de transparencias. Lo cierto es que me lo trabajé, pero no pretendía ir más allá de unos apuntes, algo muy introductorio. De hecho, ni se me pasó por la cabeza llevarlo a una editorial: un copistero amigo les viene preparando copias a los alumnos cada curso (sin yo cobrar derechos de autor, ni nada, no hagamos películas).
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Sin embargo, parece que funciona. Aunque dejé de dar la asignatura hace un lustro, los profesores que me han sucedido han seguido utilizando esos materiales... y de vez en cuando me llegaban noticias de su manejo en otras universidades, que no sé cómo se habrían hecho con el libro.
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El caso es que viendo que era útil para la gente, y siendo consecuente con mi visión de internet y mis concepciones sobre la libre circulación del conocimiento, el año pasado paparé una edición digital, para evitar a los grandes piratas, y colgué el libro en régimen de 'shareware' en Internet. Después de un año entiendo que los programadores shareware prácticamente hayan desaparecido de la circulación, pues tras miles de descargas del libro, a nadie se le ha ocurrido hacer una donación a la asociación sin ánimo de lucro a la que había cedido mis derechos. Por lo que he optado por quitarle toda esa parafernalia del 'shareware' (sharebooks había llamado al sistema, a ver si se extendía), y dejarlo como lo demás que tengo en mi página, en 'freeware' total.
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Bien. Esa es la historia digamos que por la parte editorial (que es lo que les interesa a algunos: los derechos de autor, y tal). Pero ahora viene la otra parte, la que te compensa. Desde que puse el libro en la red, no son menos de media docena los profesores tanto españoles como sobre todo latinoamericanos que me han escrito informándome de que lo utilizaban como libro de texto. Y alguno me ha escrito, jeje, qué malos son algunos, para contarme de profesores que utilizan mi libro para preparar sus clases, pero no lo tienen puesto ni en la bibliografía del programa de la asignatura ("no diré noms", como cantaba Raimon, porque bastante pena tienen de tener que hacer eso).
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Pero lo más extraño es que la máxima difusión del libro no ha debido producirse a través de Internet, pues ayer me escribía el responsable de la librería de una de las 15 más importantes escuelas internacionales de negocios del mundo(ubicada en Montreal) para preguntarme en qué editorial americana podía adquirir mi libro, que van a utilizar en un programa de Administración de Empresas trilingüe (en inglés, francés y español); y el buen señor se sorprendía luego (y se alegraba muchísimo, lo cual no entiendo siendo librero) cuando le informaba de que mi libro está a la libre disposición de todos en la sección de textos de mi página web. Osea que uno apuesta por la red, y luego en una escuela de negocios elitista del Canadá lo descubren en papel. Qué cosas...
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Las vueltas que da la vida, osea la energía, el conocimiento... A mí que no me atraía para nada el mundo de la empresa, ni su espacio social. Y a mí que en la vida me hubiese ocupado (ni me ocuparía), ni por todo el oro del mundo, en formar a estudiantes de elitistas escuelas de negocios. Y termino haciendo sin quererlo un manual de Sociología de la Empresa que terminan utilizando en una de esas detestables escuelas de explotadores. ¿Será la ambivalencia de los hechos sociales, esa del Merton? En fin...

No sé muy bien para qué sirve, pero ahí estoy

Mercedes Pardo me lió para formar parte como vocal del Comité Español IDHP (International Human Dimensions Programme on Global Environmental Change), creado por el Ministerio de Educación y Ciencia a fin de coordinar y fomentar la participación de los investigadores españoles en este Programa Internacional. El IHDP es una organización internacional centrada en investigar las dimensiones sociales del cambio global, sobre todo en lo que concierne al problema del cambio climático y la consiguiente pérdida de biodiversidad. En cuanto al citado Comité Español, está presidido por Ana Yábar, catedrática de Economía Aplicada de la Universidad Complutense; y formado, entre otros, por los profesores Emilio Fontela, Universidad Antonio de Nebrija, Pedro Herrera de la Universidad Complutense, Alfonso de Estaban de la Universidad Rey Juan Carlos I, la citada Mercedes Pardo de la Universidad Pública de Navarra, y Joan Subirats de la Universidad Autónoma de Barcelona, además de mi desganada persona.

Hay buena voluntad por parte de todos y todas. No sé... Ya contaré si hacemos algo de provecho

Me veo guapo en la web de la FES

Me veo guapo en la web de la FES Es todo un detallazo que, a pesar de que ya no soy socio de la Federación Española de Sociología, ni he acudido a sus dos últimos congresos por hache o por be, en Web de la FESse reconozca la aportación que supone mi página web. Pues muchas gracias.